La tierra y su deseo por ascender al cielo y el mismo cielo que desciende a la tierra. Reptar y volar; pecado y perfección; movimiento y quietud. Quetzalcóatl representa la dualidad inherente a la condición humana: el cuerpo humano con sus limitaciones físicas representados por la serpiente y los principios espirituales representados por las plumas. Los opuestos se reúnen en él, armonizando el caos.