Un paradigma de la riqueza metalúrgica del antiguo Perú es, sin duda, el cuchillo ceremonial conocido como Tumi. El carácter sacro del cuchillo se pone de manifiesto con la representación del rostro de la antiquísima divinidad Naylamp en el extremo superior del artefacto. No en vano fue usado no sólo como instrumento ritual, sino también quirúrgico para llevar a cabo exitosas trepanaciones craneanas.